viernes, 28 de agosto de 2009

Boomerang


El principal partido de la oposición ha puesto el grito en el cielo. Dice que el Gobierno le pincha los teléfonos y que luego lo filtra. Exige una investigación judicial pero no ha presentado evidencias que sostengan esta grave acusación. Y pide que se abra una investigación porque lo digo yo. El caso es que se queja con amargura cada vez que tiene ocasión, pero no responde cuando los periodistas le piden pruebas.


Ese mismo partido del que hablo, gobierna en la Comunidad de Madrid, donde sí existen pruebas y testimonios (ante la policía y ante el juez) que indican que se espió con dinero público a opositores internos. Y donde sí se ha abierto una investigación judicial. Los jefes de los espías están muy próximos a la propia presidenta de la comunidad, que acaba de volver de vacaciones. Sin embargo, ha impedido que el principal responsable político de los espias dé explicaciones en la Asamblea, es decir, a todos los madrileños que pagamos su sueldo y el de la señora Aguirre. Y también el de los espías.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Madrid me mata


Las circunstancias me llevaron de forma ocasional a la rama laboral de la hostelería, sector en el que nunca antes había trabajado y que abordé con mucha curiosidad. Cuando el volumen de trabajo lo permite, contemplar siete horas de vida de una plaza céntrica de Madrid da para mucho.


A las 18.30 la plaza está poblada de niños, padres, jóvenes y modernos que se dejan ver. Cada uno suele ocupar su espacio y conviven sin problemas. En los parques de columpios que han surgido como setas ultimamente: niños y padres. En las terrazas: mayoría de veinteañeros, nacionales y extranjeros, y algún que otro adulto. En una de los laterales: inmigrantes ociosos. En el centro de la plaza: algún que otro punki dándole a la litrona, algún que otro camello de poca monta y chavales jugando partidillos de fútbol.

Se acercan las 20.00 horas, vamos llegando a la hora punta. A todo el paisanaje anterior, se suman las ancianas que acuden a la misa diaria en la iglesia junto a la plaza, y a la que se llega por el extremo que ocupan los inmigrantes. Caminan despacito en grupos, apoyadas unas en otras.

A las 20.30, la gente se empieza a amontonar esperando una mesa libre en algún velador, las viejas salen de misa y con su paso lento vuelven a sus casas o residencias de la zona, los niños protestan pero al final acaban dejando semidesierta la zona de columpios y la rotación en las mesas de las terrazas empieza a convertirse en una locura. Mientras, van y vienen preadolescentes de una punta a otra de la plaza.

Se ha hecho de noche, la gente apura sus consumiciones en las mesas, los niños y viejos han desaparecido hace tiempo. Los clientes se marcharán en breve. A esta hora de la noche, se empiezan a distinguir unas siluetas que llevan deambulando por ahí toda la tarde, pero el bullicio anterior les hacía pasar desapercibidos. Son los toxicómanos.

Van a algún lado a paso rápido, a veces van solos, otras en pareja. Si te fijas en sus caras, verás miradas en alerta, verás que otro llora quizás porque no consiguió su dosis diaria, quizás porque no tiene dónde dormir, quizás porque es su segundo día sin nada que llevarse a la boca.
Mientras los de la rama de la hostelería vamos recogiendo el local, se asoma uno a preguntar si nos sobró comida. Ante nuestra negativa honesta, nos suplica si hay algo en el cubo de la basura. No les puedes decir que sí y duele mucho decirles que no.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Casualidades de la vida



La pasada semana estuve por primera vez en Santigo de Compostela y allí descubrí una historia fascinante que nada tiene que ver con su condición de meca jacobea. Es la historia de Las dos Marías o Las dos en punto.

Corelia y Maruxa fueron dos personajes de los que dan carácter propio a una ciudad, verdaderas leyendas, aunque anónimas muchas veces. Las de Santiago eran hermanas, pertenecientes a una familia castigada en la guerra. Su mérito: aportar algo de color, desenfado y creatividad en unos años tristes y duros. Su peculiaridad, a grandes rasgos, consistía en que todos los días, a las dos de la tarde, salían cogidas del brazo a pasear por la ciudad, con mucho maquillaje y ataviadas con vestidos coloristas y complementos llamativos que ellas mismas se diseñaban y confeccionaban. Se ponían guapas a su manera y flirteaban con los estudiantes que poblaban el casco viejo.

Leí esta historia de casualidad, al pasar por una tienda en la Rúa da Algalia de Abaixo, donde tenían colgadas varias fotos suyas de la época hechas por Luis Carré y se contaba su historia con más detalle y mucho cariño.

Y por otra casualidad, leo un post que habla de los Heavys de Gran Vía. Dos personajes que me llamaron la atención cuando regresé a mi Madrid urbano y natal. Están siempre apostados en la Gran Vía, frente a lo que fue el MadridRock, una tienda que ha sido un icono y templo para muchos de nosotros, y que ahora es un Berska de dos plantas, o incluso más (en la calle Preciados, a unos metros, hay otra).

Resulta que también son hermanos (José y Emilio). Al escuchar la entrevista que han colgado los chicos de Sin Futuro y Sin un Duro, me di cuenta de que lo que estas dos parejas tienen en común, más allá del parentesco, es una actitud vital que merece una reflexión. Corelia y Maruxa aportaron colorido y buen humor a las calles en una época gris oscuro. José y Emilio también van mucho más allá de su indumentaria y, frente al Berska de la Gran Vía, han visto cómo cambia el paisaje y el paisanaje de Madrid.

La tercera casualidad, consiste en que el domingo veo un reportaje en el Telediario sobre la clonización de los cascos históricos de las ciudades. Las mismas tiendas, los mismos escaparates y letreros en las zonas históricas de Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao, Cádiz… Donde de vez en cuando asoma una sastrería o papelería tradicional, que exhibe como reclamo orgulloso la fecha de su fundación. Cuanto más antigua, más solera y prestigio, se supone. Todo esto me hizo pensar en Las Marías y en Los Heavys de Gran Vía, que habitan la calle para algo más que comprar y consumir.

4ª casualidad: en Santiago vi uno de esos letreros “Casa Fundada en…” que ponía 1975. (...ayyy qué colleja).

martes, 4 de agosto de 2009

Existencialismo barato

Tras el archivo por parte del TSJV de la causa contra Camps surgen dos dudas, a mi juicio, vitales:
Duda número 1: Por qué razón los miembros de los altos tribunales rara vez comparecen ante la prensa y menos para dar explicaciones de sus decisiones. Las justifican en los autos, sí, pero es una comunicación unidireccional. Lo que dicen va a misa hasta próximo recurso a otra instancia, lo que retrasa en el tiempo la decisión ulterior y, por tanto, si llega tarde, no es justa la justicia (valga la redundancia).
Duda número 2: ¿Qué le pasa al electorado español? Concretamente, ¿a mis paisanos madrileños (Tamayazo, Funeraria, que ya no nos acordamos, o "peras y manzanas"), o a los valencianos (Carlos Fabra, Terra Mítica)??
Si alguien me ilumina un poco...
Gracias.

lunes, 3 de agosto de 2009

Comida de tarro


ETA ha cumplido cincuenta años en estos días. En este medio siglo, el contexto de Euskadi y de España ha cambiado radicalmente. También ha cambiado el perfil de su mano de obra. En los carteles de "se busca" vemos hoy los rostros de chavales jóvenes, que rondan la veintena, es decir, nacidos a mediados de los ochenta, que no han vivido la represión que en su momento pudo servir para explicar la fundación del grupo terrorista.

Los dos últimos antentados de ETA me pillaron en el sur. Allí tuve la oportunidad de conocer a un chaval vasco, vitalista, abierto, dialogante y con ganas de intercambiar impresiones sobre política, nacionalismo, terrorismo... Tengo la impresión de que se sentía más libre para conversar sobre el tema a cientos de kilómetros de su pueblo. En cualquier caso, fue estimulante poder intercambiar impresiones con este chico, nacionalista, y al tiempo abierto a los placeres de la vida que ofrecen otras partes del "Estado Español".

Este muchacho renegaba de las bombas, de los tiros en la nuca y del chantaje. Pero en algunos de sus comentarios se deslizaban argumentos a favor, por ejemplo, del acercamiento de los presos o de protesta por la represión a la que, daba entender, están sometidos los jóvenes vascos.

El hecho de que los asesinos actuales de la banda no cuenten ni la mitad de los años que tiene ETA, a mi juicio, no es explicable si no fuera por una meticulosa y constante lavada de tarro a la que se ha sometido durante los años de democracia a gran parte de los niños y jóvenes vascos.

ETA no sólo mata cuando pone una bomba lapa o pega un tiro en la nuca. La escasa empatía que demuestan parte de los vascos nacionalistas con las familias de los muertos es otro crimen. Hoy el Parlamento de Euskadi rinde homenaje a los dos últimos asesinados por la banda. Quizás una lejana luz al final de este túnel que viene durando ya demasiado. Y ellos lo saben.

ETA NO, ETA EZ