lunes, 22 de junio de 2009

Resignación cristiana


Qué coñazo. No se cansan, no se desaniman. En pleno 2009 de nuestra era, la Iglesia erre que erre. Sin complejos a la hora de creerse con todo el derecho para influir y decidir sobre la ley. Leyes para organizar la vida de un estado aconfesional. ACONFESIONAL.
¿Por qué no podemos librarnos de esta cruz? ¿Por qué faltan agallas a nuestros legisladores para separar definitivamente Iglesia y Estado? ¿Por qué no son más rotundos y ponen las cosas en su sitio? Tímidamente y por una vez, el PP se ha desmarcado de la Iglesia en el tema (vaya tema) del aborto, aunque no en el fondo sino en la forma. Aunque, como siempre en estos temas, cogiéndose con papel de fumar (permitidme la expresión).

Sigo sin comprender el eco mediático que tienen aún hoy en día las advertencias de la Conferencia Episcopal en su intento por “convertir el pecado en delito”, como dijo alguien. Será que lo anacrónico de su discurso lo convierte en noticia, supongo, porque no puedo imaginar otra razón por la que se les conceda tanto titular. Pero mientras, tenemos que soportar sus desvaríos y sus insultos. Y aceptarlos como derecho a la libertad de expresión en la que ellos se amparan, aunque luego, claro está, no la practican. Jamás en la vida he visto una franquicia tan poco coherente consigo misma.

Seguimos esperando de la Iglesia una valoración sobre, por ejemplo, la paternidad múltiple de Fernando Lugo, ex obispo y actual presidente de Paraguay. El Papa le quitó los hábitos porque la profesión de presidente es incompatible con la de obispo. No le suspendió por su conducta sexual mientras vestía los hábitos. Alucinante.

Advierten que el aborto es pecado y que las mujeres que aborten y los médicos que las ayuden serán ex comulgados. No deben estar muy preocupados los aludidos ante este castigo. ¿También van a excomulgar a los diputados que aprobarán la reforma de la ley del aborto? ¿Dejarán de considerar algún día a las mujeres como “origen del pecado” y meras “gestantes” [sic]?

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